La promesa de prosperidad que trajo consigo la reforma de la estiba en 2017 se ha convertido en una amarga realidad para muchos trabajadores del puerto de Cádiz. Lejos de aumentar el empleo y la estabilidad, como prometía el gobierno del PP, la liberalización del sector ha sumido a muchos estibadores en la precariedad, la incertidumbre y la indignación.
Lolo, con 49 años y 14 de ellos como eventual, es un ejemplo palpable de esta situación. "Es inmoral ver cómo las empresas nos han utilizado durante años y ahora traen gente de fuera, con la necesidad que hay en Cádiz", denuncia con rabia e impotencia. Su caso no es aislado. En 2005 había 120 estibadores en plantilla en el puerto gaditano; hoy apenas quedan 44. Una reducción drástica que contradice las previsiones del gobierno, que aseguraba que la liberalización generaría 18.000 nuevos puestos de trabajo y aumentaría el PIB en 2.400 millones de euros anuales.
Un Escenario de Desigualdad
Mientras algunos puertos han experimentado un aumento en sus plantillas, Cádiz se enfrenta a una destrucción de empleo sin precedentes. La eventualidad se ha disparado, alcanzando un alarmante 35% en el puerto gaditano, muy por encima del 20% de la media nacional. Si consideramos que hay 46 puertos de interés general en el país, el 100% de eventualidad en estiba se traduciría en aproximadamente un 2,17% por puerto. Sin embargo, Cádiz como siempre, con su 35%, se sitúa a la cabeza de la precariedad laboral en el sector.
Las empresas, amparadas en la flexibilidad que les otorga la reforma, priorizan la reducción de costes a costa de los derechos de los trabajadores. Esto ocurre a pesar de las inversiones masivas con dinero público y ayudas europeas que se han realizado en el puerto de Cádiz, las cuales no han redundado en beneficios para la creación de empleo estable.
Esta situación no solo afecta a los estibadores y sus familias, sino que también lastra la economía local y la competitividad del puerto de Cádiz. La precariedad laboral genera un círculo vicioso de bajos salarios, inestabilidad e incertidumbre, que impide el desarrollo económico y social de la región.
¿Qué Se Puede Hacer?
Dejar de ver gigantes donde solo hay molinos. Crear empleo no cuesta dinero; lo genera en beneficio propio de la empresa, del trabajador y colectivo social que sostienen el sistema. El gigante que algunos ven es el bulto de sus carteras. Como dice el economista sabio: si te mueres y te sobra dinero, hiciste mal las cuentas.
¿Qué se puede hacer? Fácil: ponerle ganas a las cosas, interés, y sobre todo, en este "Cluedo" que jugamos, más que encontrar al asesino, es necesario localizar a sus cómplices.
La lucha de Lolo y sus compañeros es la lucha por un trabajo digno y estable, por un futuro en el que la prosperidad del puerto se traduzca en bienestar para todos. Es hora de que su grito, respaldado por datos contundentes, sea escuchado.
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