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Artículo aparecido en El Diario Del Puerto, escrito por Paco Prado.

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Por muchos años que llevemos en esto, no deja de impactarnos la renovada constatación de ciertas cosas. El colectivo estibador que tantos ríos de tinta nos ha hecho verter, lejos de ir, como preveían algunos, diluyéndose en el tiempo y perdiendo poder en general y mediático en particular, sigue siendo la estrella informativa de la película logística. Más allá de su poder en el engranaje del transporte, más allá de productividad o rendimiento, de huelgas o convenios, la clave de su atractivo puede que esté en¿ la envidia. Uno de los matices genéticos más extendidos entre el españolito de hoy y de siempre, la envidia, nos hace fijarnos en ese particular mundo de los portuarios. ¿Cómo se consigue una calidad de vida envidiada, con una libertad envidiable, un sólido futuro y un poder creciente? La unidad es la clave, la respuesta. Algo que, además gana un valor excepcional en este sector nuestro, donde los abrazos son tan frecuentes como las puñaladas traperas (como en todos los sectores, supongo). Volvemos a este tema por la fantástica fotografía que publicábamos ayer en nuestra portada. En ella, los muy numerosos asistentes a la asamblea de estibadores celebrada en Madrid, contestaban de forma totalmente unánime, brazo en alto, a la consulta planteada. Nos hizo pensar la citada imagen sobre en qué colectivo, empresarial, laboral, político, o taurino-benéfico-musical, pueden ustedes encontrar una unanimidad tan rotunda. Lo primero que nos asombra de la citada convocatoria es que se cite al colectivo a una asamblea¿ y vayan. Luego ya lo de que todos se manifiesten de forma unánime debe ser una auténtica gozada. En nuestro sector, en esto de la unidad, Coordinadora es el primero y, como en la Copa del América¿ no hay segundo. Uno puede estar mirando la foto una hora y no dejar de asombrarse ni un segundo. Todos a una. A qué una es lo de menos. Lo relevante es que esa unidad es tan contundente como envidiable. Así cualquiera. Piensen en que ustedes dispusieran de semejante arma para alcanzar sus objetivos de ventas, realizar ampliaciones portuarias, crear nuevos accesos, aprobar tarifas, determinar medidas de seguridad, acciones comerciales¿ se nos hace la boca agua. Si lo pensamos, vemos que los peores momentos del colectivo estibador se han vivido cuando la entrada masiva de nuevos portuarios a los censos destapó peleas internas por ver al familiar de quien se apoyaba para el ingreso. Pasado ese sarampión, y superada la transición del cambio de coordinador nacional de Julián García a Antolín Goya, los estibadores vuelven a ser una piña, una roca o lo que a ustedes se les ocurra como ejemplo de unidad y firmeza. Bendita unión. Sincera admiración por un colectivo ejemplar en un aspecto tan meritorio como rentable. Cuando sus 'travesuras' no nos distraen de su esencia, el que más y el que menos, en este sector, vuelve a mirar a los estibadores con ese respeto y esa admiración que genera su unión. Con ella, en su conjunto, el colectivo tiene norte, dirección, carta de navegación, unidad de criterio y fuerza para conseguir sus objetivos. No intenten algo similar en la sala de reuniones de su empresa o asociación. Son objetivos sólo al alcance de los que están realmente unidos.